No tiene que ver con la diferencia entre escuelas duras o GO y las denominadas suaves o JU, ya que una proyección o una luxación de estas últimas puede ser mas dolorosa que un atemi.
Me refiero al trato con el profesor (y por ahora no lo denomino sensei) y su metodología.
Por regla general si entrenando a neófitos, se excede en la práctica, abusando de su mayor experiencia, causando daño excesivo, indica, en mi opinión una escasez de habilidad y conocimientos. No es un sensei, no es digno de esta denominación. Lo llamaremos entrenador y malo.
De entre lo bueno distinguiremos a los que entrenan deporte y los que enseñan arte marcial. Unos entrenan y los otros enseñan. Puedes practicar un antiguo arte marcial como deporte con sus competiciones de kumite, katas y demás, que les consume casi todo el tiempo, añadiendo algo de la filosofía marcial; o puedes aprender con tu sensei un arte marcial (antiguo o moderno) durante toda tu vida. Aprender uno de estos últimos conlleva entrenamiento y puede que alguna competición, pero no es su fin.
El dolor en las clases es algo que va unido a la práctica. Te duelen los estiramientos, el entrenamiento de fondo, el endurecimiento para elevar el umbral del dolor, la localización de los puntos vulnerables, el kumite, las proyecciones, las luxaciones, los bloqueos....
Pero lo que sí es preocupante es que si al cabo de un año sólo repites las mismas técnicas y no aprendes nada nuevo, la habilidad de tu entrenador es, normalmente bastante escasa. Las técnicas básicas hay que entrenarlas cada día y durante toda tu vida marcial, pero siempre se aprende algo (un ángulo de posición nuevo, un encadenamiento extra...). Éstos suelen recurrir al exceso de entrenamiento y de dolor (golpes...) para tapar estas carencias. Mi consejo es que los abandonéis cuanto antes pues sólo perderéis vuestro tiempo con ellos.
Evidentemente es un tema para explicarlo con mucha mas profundidad, pero no quiero extenderme en demasía.
Saludos...
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